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Ballet

El ballet clásico es la base de todas las danzas. Aporta control total de todo el cuerpo y toda la técnica necesaria para poder desarrollar con elegancia y dominio corporal cualquier otro tipo de danza. La palabra 'ballet' tiene su origen en Francia y se traduce como bailar. Empezó en el siglo XVII en los círculos de la nobleza. Los bailarines acudían a las cortes italianas y francesas para actuar ante los Reyes y las clases más acomodadas. Su evolución y especialización ha dado lugar a que hoy en día existan, a nivel general, cuatro estilos de ballet: romántico, clásico, moderno y de Diághilev.

Las clases de ballet se enfocan en diferentes partes del cuerpo: brazos, piernas, músculos del estómago, espalda, pies y tobillos, que se van poniendo cada vez más fuertes y firmes, haciendo el cuerpo más ágil y los músculos más tonificados y alargados. A través del ballet se consigue la mejor coordinación de movimientos. Practicarlo regularmente puede mejorar la postura y el equilibrio, lo que resulta en una figura más larga, delgada y elegante. No es solamente ejercicio corporal pero también para la mente, enfocando y estimulando el cerebro y la concentración. Los alumnos trabajan para mejorar los pasos y posiciones y aprender a calcular su espacio en la sala de clase o escenario, todo al ritmo de la música. Además, el ballet puede ser una manera excelente de aliviar el estrés, pues el bailarín está completamente enfocado en el momento. No importa la edad en la que comiences a practicarlo, el ballet te aportará muchos beneficios.

Danza clásica para niños

Nuestros pequeños aprenderán la disciplina del ballet pero sin dejar de divertirse. ¿Cómo?

Con el acercamiento a la técnica mediante la teatralización de la danza con la música, desarrollando la creatividad con ayuda de la imaginación. Al mismo tiempo, prepararemos el cuerpo con estiramientos y la preparación física, porque no olvidemos que la danza, además de un arte, es un deporte.

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